Archivo de abril 2008

La verdad es que el término de célebre zaragozano desconocido en cuestión es una ambigüedad en este caso, ya que es a la vez topónimo y antropónimo. Quiero decir que, para los que en los años setenta frecuentábamos “El Pijas” nos teníamos que encontrar con el susodicho “El Pijas”, persona.

Bueno vamos al grano, que así no se entiende nada.

Como ya comentaba en otras entradas de esta bitácora (por ejemplo en Célebres zaragozanos desconocidos (1): Antonio Vidal o en La cena de ex-dominicos de 2007) yo estudié en el Colegio Cardenal Xavierre de los PP. Dominicos de Zaragoza durante casi toda mi vida colegial (en concreto desde 1º de E.G.B. hasta 3º de B.U.P., ya veis que soy pre-LOGSE, pre-LOE, pre-…). La adolescencia la viví en los alrededores de la plaza San Francisco, lugar ciertamente elegante y encantador que todavía me atrae. Eran los años 70, esos que ni fueron felices ni comieron perdices, solo fueron, con algún destello de música, algún final infeliz para las películas (Vietnam, sobre todo) y, en España, el final de Franco y el comienzo de la transición.

Pero nosotros eramos ajenos a todas esas infelicidades de la década. Nosotros nos centrábamos, sobre todo, en jugar al futbolín. ¡Vaya pedazo de deporte! Efectivamente, bien calificado como deporte pues las sudadas que nos metíamos eran memorables, y las estrategias para “hacer jugada” sin que te pillaran o lanzar “moscas” eran más propias de Napoleón. ¡Y vaya inversión de horas! En cuanto teníamos un minuto íbamos corriendo desde el cole hasta los futbolines para que no te pillaran último, ya que tocaba pagar la primera partida (el resto no, que pagaba quien perdía). Aun jugando bien era la ruina pues te podías gastar perfectamente 20 pelas si no espabilabas.

Había verdaderos expertos, más bien artistas. Yo siempre recuerdo las moscas de Chencho que hasta doblaba la barra de los jugadores para elevar la bola hasta la altura de su mano y lanzar un latigazo que destrozaba la portería rival. Otros como Fernando Carreras eran una barrera inexpugnable en defensa, Jesús García en cuyas manos los jugadores vivían o Luis Conte que prácticamente vivía en la tabla, ya que no se le conseguía batir y, por tanto, no “salía” (el término proviene de “jugar a salidas”, bien conocido por muchos, consistente en que quien pierde deja de jugar y entra otra pareja). Algunos de ellos formaban las parejas más famosas desde Menéndez y Pidal o García y Márquez.

Yo no era muy bueno, aunque tampoco malo. Solía salir pagando una o, como mucho, dos partidas en una tarde de deporte. El tiempo, claro, me perfeccionó y cuando dejé el colegio era ya casi un maestro. Claro que de poco me sirvió pues fui por otros derroteros y dejé tan sublime actividad ociosa.

Pero volvamos al lugar. “El Pijas” era el local de futbolines por excelencia. También había otros como “El Corona” pero no tan frecuentado ni tan preparado para la actividad. Estaba (y digo bien, pues ahora creo que es una tienda de chuches) en la calle Corona de Aragón casi esquina con Pedro Cerbuna (ver localización), al lado de la Universidad. El local en sí era insufrible: no más de 30 metros cuadrados en el que se desperdigaban una docena de máquinas de millón, unas pocas de marcianos (pocas, que eran novedad y supercaras) y cuatro mesas de futbolín bastante desgastadas. La limpieza no era muy brillante, sobre todo en paredes y techo (creo recordar que en diez años se pintó una vez y fue memorable) aunque el suelo estaba ya desgastado de tanta lejía. Luz, lo que se dice luz, poca, casi nula. Más parecía un antro o un puticlú ya que de la minúscula puerta no entraba nada y artificial muy poca, había que ahorrar con lo que gastaban las dichosas maquinetas.

El local lo regentaba Diego “El Pijas”. No se quien le puso el mote, pero le pegaba por dos razonas: la primera porque, en su lenguaje casi ininteligible, era una de las palabras más utilizadas; y la segunda, por su propio aspecto. Era todo un carácter, bueno, más bien tenía una mala leche que no había quien le aguantara. Pensándolo con el paso de los años y sus inevitables gafas correctoras, no era de extrañar, ya que hay que reconocer que eramos de cuidado: unos con las ganzúas abriendo las máquinas (para sacar el dinero o solo para ponerse partidas gratis), otros con arranques de ira que hacían dar la vuelta a las máquinas de los empujones recibidos, algún conato de enfrentamiento con “macarras” y así un largo etcétera. Por eso no era de extrañar que “El Pijas” en seguida sacara su carácter y, por ejemplo, echara a alguien a la calle con patadas incluidas (sus patadas son antológicas, nunca he visto nada igual; se propinaban con el pie extendido contra el trasero del expulsado, de tal forma que se recibían con la suela !!!).

De su aspecto físico, lo más mencionable era su peluquín. Llevaba un horroroso bisoñé que destacaba enormemente con el color y textura de sus patillas. No muy alto, mediana edad, cara con aire despistado y de pocos amigos. Normal.

Algunos ratos le echaba una mano su mujer, Palmira, persona encantadora, tierna y amable donde las hubiera, justa contraposición de su colérico marido. La Palmira (o Sra. Palmira, depende) era una auténtica madre con nosotros. La pobre terminó oyendo, sabiendo y aconsejando todos nuestros problemas adolescentes: los cates, los curas sin escrúpulos, nuestros primeros enamoramientos, … De hecho, creo que le contábamos más cosas que a nuestras propias madres, sobre todo porque era todo comprensión y nos conocía mejor que la que nos parió.

Allí pasábamos las horas, los días… La media hora de recreo era obligada, otro rato al salir al medio día, otro pequeñito antes de entrar por la tarde y, muchas veces, casi toda la tarde tras salir de clase. Y los fines de semana… Algunas veces, no muchas en la mayoría de nosotros, era el lugar de concentración de las pirolas, pero todavía no estábamos preparados para esas ocurrencias, demasiado infantiles e inexpertos para atrevernos a tanto.

El tiempo, como siempre, pasó. Unos pocos años después de salir del colegio, Diego “El Pijas” murió, no recuerdo de qué. Siguió su negocio Palmira. Alguna vez, ya con veintitantos aun me acercaba a hablar con ella. Luego también lo dejó y lo traspasó, cambiando las bolas de futbolín por frutos secos y cantimploras de jarabe hiperdulce.

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Gaby me invoca y yo comparezco. Y es que en una entrada de su bitácora de hace unos días, concretamente el 28 de marzo de 2008 con el título “Como hacer un arbol genealógico online (miparentela.com)“, me reta a comentar este programa on-line de generación de árboles genealógicos.

Claro que si él, o cualquiera, espera que sólo comente éste, lo tiene crudo, ya que me abre el filón de comentar algunos programas que he ido utilizando de genealogía y generación de árboles genealógicos.

Para empezar, respondo al reto, y comento mis impresiones de miparentela.com.

miparentela.com

Página de inicio de www.miparentela.com

En primer lugar, es preciso mencionar que se trata de un programa online, es decir, que nos conectamos a una página web (en concreto a la mencionada www.miparentela.com), nos registramos y empezamos a introducir nuestros datos genealógicos.

Introducción de datos en www.miparentela.com

Esto nos lleva a algunos problemas inherentes de este tipo de programas:

  • Imposibilidad de trabajar off-line, o sea, desconectados.
  • Los datos se almacenarán en el servidor de la empresa propietaria del sitio web, para bien y para mal. Hay que mencionar aquí algo que comentaré más abajo y es la política de protección de datos personales, fundamental en el caso de las personas vivas, aunque se requiera registro para su visualización.
  • Limitaciones en cuanto a los datos incorporados.

En cualquier caso, es necesario decir que este trabajo online tiene sus virtudes, fundamentalmente en cuanto a la generación de comunidades y grupos, muy bien desarrollada con la posibilidad de invitar a la participación de familiares que puedan incorporar datos y tomar los nuestros.

En cuanto a los datos puramente genealógicos, la cosa flojea. Y es que no he encontrado forma de aportar más datos que los que indica, que aún siendo numerosos, son más personales que técnicos. Por poner un ejemplo, no pueden ponerse datos biográficos o tan esenciales como la localización de partidas o censos. Claro que el programa está enfocado a un público general, no especializado, y su vistosidad destaca sobre el resto.

La opción más destacada en las carencias es la importación de datos según estándar GEDCOM. Eso nos hará inútil cualquier traspaso de datos desde aplicaciones especializadas. Pero no es esta la finalidad de miparentela.com.

Y es que esa es justamente la misión es otra: la visualización efectista. Su desarrollo, enteramente en Flash, destaca por su calidad gráfica, mostrando los árboles en plenitud gráfica, sin aportación detallada, centrada ésta en las fichas de datos.

Árbol genealógico gráfico con www.miparentela.com

En cualquier caso, he de reconocer que merece la pena su visita. La forma gráfica de trabajo, junto con los pocos informes pero deslumbrantes, harán las delicias de los aficionados y público en general, no especializado.

Configuración y uso

La configuración inicial hay que reconocer que es de lo más simple. Con los datos aportados en el registro (poco más que un nombre, una cuenta de correo y una contraseña), se puede empezar a trabajar, agregando los ascendientes y descendientes de forma simple, sin más que pulsando flechas que encaminan la relación de forma obvia.

Varios datos destacan de forma clara la finalidad del programa: la cuenta de correo de los parientes agregados permite su invitación a participar en el árbol, con las debidas limitaciones configuradas en la ficha correspondiente; los pocos datos obligatorios se centran en casi nada, un nombre y poco más; y las posibilidades gráficas añadidas al incorporar las fotos de los mismos.

Si queremos aportar más datos entraremos en el perfil, pensado fundamentalmente para personas vivas o casi cohetaneas, ya que muchos de ellos no tienen el sentido genealógico que les solemos dar. Y es que aportar e-mail de mi bisabuelo es un poco dudoso.

Tal vez las opciones gráficas que demuestran todo lo dicho están en la forma de presentar información:

  • Árbol
  • Círculo de antepasados
  • Mapas de Google Maps para geolocalización parcial
  • Listas, calendario (exportable i-Cal) e índice

Gráfico semicircular en www.miparentela.com

Evidentemente se echan en falta muchos más informes habituales en programas más específicos.

Crítica

Lo mejor
  • Su presentación gráfica enteramente basada en Flash
  • Su capacidad de creación de comunidades “familiares”, muy Web 2.0
  • Su sencillez de uso
Lo peor
  • La imposibilidad de importación de datos externos
  • La escasez de datos genealógicos puros a introducir
  • Aplicación basada en web, online, sin posibilidad de otra forma de trabajo
  • La legalidad de datos personales online (basada, según el contrato, en la alemana)

Calificación

Presentación gráfica    9        Importación/exportación    2 
Usabilidad    7        Informes    4 
Introducción de datos    3        Genealogía    3 
 
Valoración global    6 
Precio

Gratuito

Valoración calidad/precio

Calidad/precio          7 

 

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El blog de la Expo 2008 de Zaragoza nos ofreció recorrer las obras el pasado 29 de marzo. Podéis encontrar las noticias al respecto en el blog de la Expo:

También en muchas de las bitácoras de la gente que fuimos (supongo que soy el último en poner la noticia) y que me resisto a poner por vergüenza propia que no ajena. Solo comentar que estuve maravillosamente acompañado de Gaby, Antonio Novo, Fernando, Carlos, Emilio y muchos otros.

Yo en la Expo

Pero supongo que lo importante es la noticia, los comentarios y las fotos. Así que allá voy:

  1. La noticia:
  2. Pues eso, que recorrimos las obras de la Expo desde las 13:00 hasta las 14:45, en autobús y con dos paradas: a pie de la Torre del Agua y en la zona de las plazas temáticas próximos al Pabellón Puente. Nos acompañaron de Comunicación de la Expo, en concreto y en mi autobús Juan Luis.

  3. Los comentarios e impresiones:
  4. Me gustó la claridad de Juan Luis a una pregunta repetida: ¡Llegaremos! Yo no lo sé, tengo dudas en su conclusión íntegra.
    El recinto es correcto aunque comparto la idea de que parece un tanto pequeño, aunque los edificios no lo sean. Algunos impresionantes, sobre todo, la Torre del Agua y el Pabellón Puente; otros prometedores: ciertas Plazas Temáticas (la de Iniciativas Ciudadanas parece encantadora).
    La impresión general es de caos, como no podía ser de otro modo. Yo no hacía mas que repetirme que las obras grandes me parecían más o menos avanzadas, pero lo que es los detalles, la urbanización, la limpieza de elementos de obra y demás, me parece imposible. Claro que seguramente eso es lo de menos…
    Pues bueno, tiempo al tiempo. La conclusión es satisfactoria: me gusta (claro que a mí me suelen gustar las obras tipo grandeur francesa…), aunque sigo con mis críticas de destrucción (el otro día casi me echo a llorar cuando vi talado un viejo olivo al final de la calle de Almozara), cementazo, irrespetuosidad con la naturaleza tradicional (aunque sea cutre, era la nuestra) y mi viejo miedo a los pelotazos inmobiliarios y a los saquetes de euros repartidos bajo una legalidad más que dudosa.
    Claro que solo son impresiones…

  5. Por último, las fotos:
  6. Dejo una galería con las fotos que hice, sin quitar ni seleccionar ninguna. Hay de todo, pero nos hacemos a la idea. Si os gusta alguna, me la podéis pedir en tamaño original.

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Pues sí. Una larga temporada sin escribir y no por ganas, sino por ocupación y desajustes.

La cosa ha sido así: quería actualizar WordPress a la versión 2.5, tanto por seguridad y funcionalidades como por los problemas que tenía con la anterior versión (no conseguía ni de coña ponerla en castellano, además de otras cosas menores). Ya puestos, decidí, tal y como en su día lo hicieron los amigos de Camyna, hacer del blog mi sitio completo. Al fin y al cabo, únicamente no tenía incluidos mi presentación, las páginas estáticas de genealogía, el programa PHPGedView (de visualización de datos genealógicos) y poco más.

He pensado que todo (menos el mencionado PHPGedView) lo podía integrar en el blog mediante páginas estáticas y así realizaba una instalación desde cero de WordPress, que buena falta hacía.

Así que me he puesto manos a la obra y, con algunos problemas que luego comento, ya está casi todo hecho.

Los problemas fundamentales han sido en la codificación de caracteres de los post y comentarios. Parece ser que por mucho que he intentado, los símbolos de puntuación y caracteres regionales se han convertido en un galimatías. Ya sé que debería haber utilizado desde el principio los códigos HTML &…; pero todos sabemos que, como funciona bien sin ellos en gran parte de los casos, pues pasamos.

Por ello me he retrasado ya que he tenido que revisar los contenidos y modificarlos. Todavía no he terminado, pero ya se andará. De la misma forma, aún tengo que revisar las partes estáticas y el dichoso programa de genealogía que ahora no funciona.

En fin, que vivo y que tengo algunos apuntes que hacer y otros comentarios que contestar, así que poco a poco resucito.

Gracias por estar ahí.

Antonio

PD: Nuevos datos:
– dirección www.emperador.org
– RSS: www.emperador.org/index.php/feed/

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