Un niño de unos 10 años con sus padres, una chica de 16 con su madre y el siguiente más joven era yo (43). Así era el público del concierto de ayer de Rod Stewart, en el que había una gran cantidad que eran foráneos al ser el único en España.
La palabra que mejor lo describe es emotivo. Un servidor que ya no acude a muchos conciertos como en un tiempo lo hiciera, tenía ganas de ver a Rod por eso de que seguramente sería la última oportunidad debido a la edad de él y a la mía. Y lo cierto es que no me defraudó.
El concierto se basó casi exclusivamente en canciones de toda la vida con lo que Rod consiguió que fuera el público quien cantara y así descansar una voz que fue apagándose en volumen, que no en calidad, conforme transcurría el concierto.
Estuvo acompañado, como siempre en los últimos tiempos, por muchas mujeres bellas y virtuosas (instrumentalmente, me refiero): saxo, voz, violín, etc. Buenas guitarras y percusión y, en general, satisfacción en el ruedo.
En fin, uno más por el que el tiempo pasa, pese a que físicamente muchos envidiemos sus 62 añazos.
Os dejo el “Sailing” que fue de lo más coreado esa noche en versión YouTube de algún concierto similar.
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